¿Qué es el budismo zen y cómo se practica?

El maestro zen Norman Fischer nos lleva a través de los principios y prácticas de las escuelas principales del budismo zen.

Norman Fischer11 February 2021

¿Qué significa “zen”?

La palabra “zen” es la pronunciación japonesa de la palabra china “Ch’an”, la cual significa “meditación”. Ch’an llegó a Japón y se convirtió en “zen” alrededor del siglo ocho. Hoy en día, la palabra “zen” se usa más generalmente en Occidente.

¿Cuáles son las características del budismo zen?

El budismo zen es un budismo esencial, minimalista, determinado, intransigente, al-grano, basado en meditación y que no se interesa en refinamientos doctrinales. No depende de escrituras, doctrinas o rituales; el zen se verifica por la experiencia personal y se pasa de maestro a discípulo, de mano a mano, inefablemente, a través de un trabajo duro e íntimo.

Aunque el zen reconoce -tan siquiera de un modo libre y general- la validez de las escrituras budistas normativas, ha creado sus propios textos durante generaciones. Con un sabor liberal y una dosis de taoísmo, confucianismo y poesía china. Escrito en un lenguaje informal salpicado de dichos populares chinos y lenguaje callejero, mucha de la literatura clásica zen está construida sobre anécdotas legendarias de los grandes maestros. El Buda es raramente mencionado. 

Aquí hay cuatro máximas zen, atribuidas al fundador legendario del zen, Bodhidharma, las cuales se citan siempre para ilustrar el espíritu zen esencial:

Una transmisión especial fuera de las escrituras.

No dependencia en palabras y letras.

Apuntando directamente a la mente humana.

Viendo la naturaleza de uno mismo y logrando la budeidad.

Este espíritu de hablar rápida e imprudentemente apela a la mente americana, que es tan iconoclasta y anti-autoritaria como es religiosa. También ha apelado, durante muchas generaciones, a millones de practicantes budistas en el lejano Oriente, quienes, condicionados por el taoísmo y el confucianismo que ha sido importado a todas partes desde China, pueden relacionarse al mensaje y al estilo zen. 

¿Cuáles son los métodos de la práctica zen?

ZAZEN, O MEDITACIÓN ZEN 

Aunque eventualmente el budismo zen desarrolló tradiciones de estudio y ritual, su énfasis en la experiencia personal siempre lo ha hecho una tradición orientada a la práctica. La práctica es la meditación. “Sentarse en zen” (en japonés: zazen) siempre ha sido central en los centros de entrenamiento zen, donde los monjes se levantan temprano cada mañana para practicar meditación y hacen retiros largos que consisten en muchas, muchas horas en silencio y sin moverse del cojín. 

¿Qué es Zazen? Literalmente significa “sentarse en zen”. Puesto de una manera simple, es “meditación sentada” como se hace en el estilo zen -erguido en buena postura, poniendo una atención cuidadosa a la respiración en tu vientre hasta que estás plenamente alerta y presente.

Zazen es una práctica intensamente simple. Generalmente se enseña sin pasos, etapas ni olanes. “¡Sólo siéntate!” El maestro exhorta, con lo que él o ella se refiere a sentarse erguido en una buena postura, poniendo una atención cuidadosa a la respiración en tu vientre hasta que estés plenamente alerta y presente. Este sentido de estar presente, con iluminación e intensidad, es la esencia del Zazen, y aunque hay muchas aproximaciones a la meditación zen, todas regresan a esto. 

En el monasterio zen, la vida está enteramente organizada alrededor del sentarse en la sala de meditación. Pero el Zazen también es entendido como algo más que sentarse. Es concebido como un estado mental o un estado de ser que se extiende hacia todas las actividades. El trabajo es Zazen; comer es Zazen, dormir, caminar, ponerse de pie, ir al baño – todas son prácticas Zazen. En el zen Soto, la escuela japonesa extensamente practicada en el Occidente, hay un fuerte énfasis en este “zen en movimiento”. La vida monástica Soto tiende a ser altamente ritualizada para promover la concentración en todas las cosas. Hay, por ejemplo, una práctica especial, elegante y de atención plena llamada oriyoki, para comer comidas ritualizadas en la sala de meditación. 

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Oroyoki set. Photo by David Gabriel Fischer.

LA PRACTICA KOAN

En el zen de koan, la contemplación de un koan comienza con práctica Zazen. El practicante llega a una presencia intensa con el cuerpo y la respiración, y luego trae el koan casi como si fuera un objeto físico, repitiendolo una y otra vez con la respiración, hasta que las palabras y el significado se disuelvan y el koan se pueda “ver”.

Esta práctica se hace usualmente en el contexto de un retiro intensivo guiado por un maestro calificado de zen de koan, a quien el practicante visita en entrevistas privadas. El estudiante presenta su entendimiento del koan (por pésimo que sea) y recibe una respuesta del maestro (tan entendido como sea) que re-orienta la búsqueda. 

Eventualmente, con suerte, diligencia y algunas pistas acertadas, la esencia del koan es penetrada.

Como todos los sistemas, el sistema koan puede degenerar en un cercado auto-referencial y de autoprotección. Es la labor del maestro ver que esto no suceda, pero a veces es inevitable. Hay muchos sistemas diferentes de estudio de koan, pero la mayoría de ellos enfatizan el humor, la espontaneidad y la apertura. El método koan es, en su mejor caso, una expresión única y maravillosa de la sensibilidad humana religiosa. 

¿Cómo surgió el budismo zen?

A través de los siglos, la India, el primer país budista, gradualmente engendró cientos de sectas y sub-sectas, miles de escrituras y diez miles comentarios a aquellas escrituras. Cuando el budismo se extendió por las vías de comercio de Asia Central a China, todo este material llegó de repente. Los chinos siempre habían valorado sus propias tradiciones gemelas de confucianismo y taoísmo, y se resistían a ideologías introducidas por bárbaros de más allá de las fronteras del “Reino Medio”. También había un reto lingüístico severo para los chinos en digerir el mensaje budista del extranjero. El lenguaje sánscrito era muy diferente del chino en sensibilidad y sintaxis, por lo que la traducción era casi imposible. 

Gradualmente, el budismo de la India y de Asia Central empezó a tomar una nueva forma por su encuentro con la cultura china. Esta remodelación eventualmente condujo a la creación del zen, una escuela de budismo enteramente nueva, la cual, eventualmente, se convirtió por mucho en la escuela de budismo más exitosa en China, Corea, Japón y Vietnam.

Si el zen es su propia escuela, ¿quién fue su fundador?

Aunque no podemos estar seguros de si realmente existió, Bodhidharma es el fundador legendario del budismo zen en China. Se dice que él llegó a China alrededor del año 520 (para entonces, el budismo había sido conocido en China por alrededor de 400 años). Él pronto fue convocado por el emperador, quien tenía preguntas para él. 

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Norman Fischer. Photo by Laura
Trippi
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“De acuerdo a las enseñanzas, ¿cómo comprendo el mérito que he acumulado al construir templos y hacer donativos a los monjes?” preguntó el emperador.

Bodhidharma, usualmente representado frunciendo el ceño, con capucha y barbado, le disparó de vuelta, “No hay mérito”.

“Entonces ¿cuál es el significado de las Verdades Sagradas del Buda?” preguntó el emperador.

“Vacío, nada es sagrado”, respondió Bodhidharma.

En shock, el emperador le preguntó imperiosamente, “¿Quién se dirige a mí así?”

“No lo sé”, respondió Bodhidharma, giró sobre sus talones y dejó la corte, a la cual nunca regresó. Él se fue a un monasterio distante donde, se dice que se sentó frente a una pared por nueve años en meditación constante. Un sólo discípulo lo buscó, y para poner a prueba la sinceridad del discípulo, Bodhidharma se negó a verlo. El discípulo estuvo de pie afuera en la nieve toda la noche. En la mañana él se presentó a Bodhidharma con su brazo cortado como prueba de su seriedad. El monje se convirtió en el heredero de Bodhidharma, y luego empezó la transmisión del zen en China. Por lo menos así va la historia.

Escuelas de budismo zen

Las escuelas de zen más o menos se pueden dividir en aquellas que enfatizan un currículum de objetos verbales de meditación – como koans – y aquellas que no lo hacen.

Enfatizando la práctica de zazen en la vida diaria, los centros zen Soto generalmente no trabajan con un currículum de koan establecido ni un método, aunque los koans son estudiados y contemplados. Debido a esto, el zen Soto a veces es criticado por las escuelas de koan (la más conocida siendo la escuela Rinzai de Japón) como opaco, demasiado precioso y quietista, en contraste al involucramiento dinámico y muy vívido del camino del koan. Pero el camino de koan también tiene sus críticas, quienes ven el énfasis en las palabras, el significado y la visión profunda como algo que trabaja en contra de la vida zen no-conceptual. El sistema de entrenamiento de koan también tiene la desventaja de alentar la competencia y la obsesión con el avanzar en el sistema. 

Es notable cuán esencialmente similares pueden ser los varios maestros dentro de una “familia de dharma” zen particular en su estilo personal y su modo de expresión, aunque, paradójicamente, cada uno sea muy distinto e individualista.

El budismo zen ha tenido una larga y variada historia en muchas culturas diferentes del Lejano Oriente. Cada cultura ha producido una tradición que es reconocible como zen, pero difiere ligeramente de todas las demás. El zen vietnamita es el más influenciado por la tradición Theravada. Tiende a ser gentil en expresión y método, para enfatizar la pureza y el cuidado, y para combinar el zen con algunas enseñanzas y metodologías Theravada.

En China, eventualmente el zen se volvió la única escuela budista, inclusiva de todas las demás, así que el Ch’an contemporáneo incluye muchas prácticas Mahayana basadas en la fé que existían inicialmente en otras escuelas budistas, especialmente fé en la repetición del nombre del Buda Amida [Amithaba], el Buda salvador quien asegura el renacimiento en el cielo auspicioso a aquellos quienes lo veneran. 

Especialmente estilizado, dramático y austero, el zen koreano incluye la práctica de postración (postraciones de veneración repetidas, enérgicas y de cuerpo completo hasta el piso) y una práctica intensa de cantos, además tiene una tradición de ermitaños, algo virtualmente desconocido en el zen japonés.

Dentro de cada una de las tradiciones del zen asiático, hay muchas escuelas, y en cada escuela, los estilos de maestros individuales a menudo difieren significativamente. Aún así, es notable cuán esencialmente similares son los varios maestros dentro de una particular “familia de dharma” zen pueden ser en su estilo personal y su modo de expresión, aunque, paradójicamente, cada uno es muy distintivo e individualista. Este hecho extraño -individualidad radical dentro del contexto de un entendimiento común – parece ser una característica indeleble del zen. 

Maestros zen y linajes de enseñanza

Una historia zen clave compartida por todas las escuelas: En una ocasión, el Buda estaba dando una enseñanza en Vulture Peak. En medio de la enseñanza él hizo una pausa y sostuvo una flor. Todos estaban en silencio. Sólo Mahakasyapa rompió en una sonrisa. Entonces Buda dijo, “Tengo el Tesoro del Verdadero Ojo del Dharma, la mente inefable del Nirvana, la forma real de la No Forma, la puerta impecable de la Enseñanza. No dependiente de palabras, es una transmisión especial fuera de la tradición. Ahora la confío a Mahakasyapa”. 

Esta historia, aunque no sea históricamente verificable, representa el principio de la transmisión zen, la cual se dice que empezó directamente del Buda. La historia nos dice dos cosas: primero, aunque el Buda dio muchas enseñanzas verdaderas y útiles, así como técnicas, la esencia de lo que enseñó es simple e inefable. Sostener una flor es una expresión de esta esencia. Segundo, la verdadera simplicidad e inefabilidad de esta enseñanza esencial requiere que se otorgue en un linaje de maestro a discípulo en un entendimiento mutuo sin palabras. No puede haber un programa zen con exámenes y certificaciones, con objetivos, metas y una maestría medible y demostrable.

(Aunque el entendimiento sin palabras quizás se vea un poco místico y precioso, realmente no es tan extraño. A todos nos es familiar la transformación que sucede en las relaciones de aprendiz y mentor; unos procesos que involucran un dar y recibir sin palabras entre individuos, y en los que se transmite algo muy difícil de definir. Mi propio maestro una vez me hizo una caligrafía que decía, “No tengo nada que darte más que mi espíritu zen”. Aunque el “espíritu zen” pueda ser difícil de definir, medir y verificar explícitamente, puede ser apreciado cuando lo sientes).

-Que el maestro deba ser apreciado como un adepto espiritual realizado y, al mismo tiempo, como un individuo ordinario con sus partes difíciles y sus peculiaridades de personalidad – parece ir hasta el corazón de la singularidad del zen.

Mientras que la práctica zen puede ser realizada sin el beneficio de un maestro, tener un maestro es importante, y, al final, crucial si uno quiere realizar la profundidad de la práctica zen y hacerla completamente propia. 

Aunque el maestro zen debe encarnar el zen y expresarlo en todas sus palabras y acciones, un maestro zen no es exactamente un gurú, un arquetipo del Buda en el centro de la práctica del estudiante. Para estar en terreno seguro, respeto y confianza en el maestro es esencial, si uno quiere atravesar la transformación de consciencia que promete el zen. Pero el maestro zen también es un ser humano ordinario y condicionado; una persona simple, no importa cuánto hayan realizado el zen. Esta paradoja -que el maestro debe ser apreciado como un adepto espiritual realizado y, al mismo tiempo, como un individuo ordinario con sus partes difíciles y sus peculiaridades de personalidad – parece ir hasta el corazón de la singularidad del zen. A través de la relación con el maestro, el estudiante llega a abrazar a todos los seres, incluyéndose a sí mismo o misma, de esta manera. 

En la etapa temprana de la transmisión del zen al Occidente, era típico para los maestros de distintos linajes el desdeñarse unos a otros. Hubo siglos de tradición detrás de este prodigioso fracaso de comunicación. En Asia, los linajes a través de generaciones tendían a estar separados y, usualmente, en congregaciones opuestas. Afortunadamente, en el Occidente ahora hay mucho más intercambio entre varios linajes. En años recientes en América dos organizaciones fueron creadas para promover una comunicación cálida entre los linajes zen: la American Zen Teachers Association, la cual incluye maestros de todos los linajes, y la Soto Zen Buddhist Association, la cual está formada por maestros de varios linajes del zen Soto, la tradición zen más grande en Occidente. 

El budismo zen llega a Norte America

Una ola zen arribó a las costas de Norte América a mediados del siglo veinte. Probablemente no empezó como una ola zen, sino más bien como un reflejo ante la violencia sin precedentes que se vio en la primera parte del siglo. Tras dos guerras mundiales devastadoras, pequeños grupos de personas aquí y allá en el Occidente se empezaron a dar cuenta, como saliendo del aturdimiento, que la cultura modernista en la que habían dependido para humanizar y liberalizar el planeta no estaba logrando esto en absoluto. En vez de ello, estaba trayendo sufrimiento y deshumanización a gran escala. ¿Cuál era la alternativa?

A principios de la década de 1950, D.T. Suzuki, el gran académico y practicante del zen japonés, llegó a Columbia University en Nueva York a enseñar acerca del zen. Las personas que lo conocieron, atendieron a sus clases, o fueron influenciadas de alguna otra manera por su visita, se convirtieron en el Quién es Quién de la innovación cultural Americana en aquel periodo. Uno de ellos fue Alan Watts, cuyos populares libros acerca del zen fueron enormemente influyentes. También John Cage, quien, a partir de entonces, escribió música basada en las operaciones del azar, en la teoría de que el estar abierto al momento presente, sin un control consciente, es esencial en el mensaje zen de Suzuki.

Cage influenció a Merce Cunningham, el bailarín-coreógrafo, quien, a su vez, influenció a muchos otros en el campo del arte escénico. La noción derivada del zen de improvisación espontánea se convirtió en la esencia del bebop, el movimiento de jazz de la postguerra. Para Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Gary Snyder, Philip Whalen y los otros poetas de la generación Beat, el zen era una fuente principal, una herramienta pertinaz para destapar la cultura literaria del modo en que era conocida.

En diez años, maestros zen llenos de vida estuvieron viniendo a América a establecerse. Con la década de 1960 y la llegada a la mayoría de edad de una nueva generación radicalizada por la guerra de Vietnam y las drogas psicotrópicas, lo que se venía gestando bajo la superficie por décadas rompió en un glorioso y exhilarante ramillete. Los primeros centros zen en América estaban estallando de alumnos dispuestos a hacer compromisos serios inmediatamente. Era un tiempo excitante y confuso, quizás sin precedentes en la historia de las religiones del mundo. 

Para mediados de la década de 1980, las tradiciones zen de China, Corea, Japón y Vietnam, todas habían sido transmitidas a América. 

Tomando el camino zen en Occidente

He dicho más arriba que el budismo zen es esencialmente monástico y depende en la práctica intensiva de la meditación sentada. En Occidente, sin embargo, la mayoría de los practicantes zen no son monásticos. Mientras que esto puede parecer extraño, no es extraño para nada, si consideramos “monástico” como una actitud y un nivel de seriedad, más que un estilo de vida en particular. 

A diferencia de los practicantes laicos de zen en Asia, cuya práctica principal es, a menudo, el apoyar un establecimiento monástico, los practicantes laicos de zen occidentales desean practicarlo sin importar cuáles sean sus circunstancias de vida. En este sentido, todos los estudiantes zen occidentales son “monásticos”, independientemente de sus circunstancias de vida. Todos ellos hacen algún tipo de entrenamiento al estilo monástico en el contexto de sus vidas laicas: se sientan a meditar regularmente, ya sea en su hogar o en un templo local, participan en retiros y viven sus vidas diarias con atención plena (o tan siquiera, tan cercano a esto como les es posible). Ellos toman votos laicos o sacerdotales, e incluso, a veces entran en un entrenamiento monástico en uno o más centros zen por ciertos periodos de tiempo. 

Mientras que hay una gran variedad entre los muchos centros zen americanos, en general, sus programas están abiertos al público, alentando a todos los que quieran practicar zen en cualquier nivel en el que lo deseen practicar, pero enfatizando el entrar gradualmente en un compromiso y práctica constante como el camino principal.

OPTANDO POR UNA VIDA ZEN: QUÉ ESPERAR, DE ACUERDO A LA VISIÓN DE UN MAESTRO ZEN 

Para alguien que está interesado en optar por una práctica zen en América, la aproximación no es difícil: busca en internet o en tu directorio, encuentra la ubicación y horarios del establecimiento zen más cercano a ti, date una vuelta por ahí, y sigue asistiendo mientras se sienta bien. Eventualmente vas a aprender las formalidades de la sala de meditación zen local (la mayoría de los grupos ofrecen instrucciones especiales para los principiantes), y, si te sientes cómodo, puedes continuar atendiendo a meditar cuando puedas.

Eventualmente te vas a inscribir en un dokusan (una entrevista privada formal e intensiva con el maestro). En algún momento vas a oír acerca de un sesshin de un día (retiro de meditación) y lo vas a intentar. Sin duda te va a parecer una experiencia atemorizante, y al mismo tiempo, inspiradora y estimulante. Después de algún tiempo estarás listo para atender un sesshin de siete días, y tal experiencia se va a sentir como un gran logro, sin importar cuántos koans pases o no pases, o cuán bien o nada-bien pienses que haya sido tu práctica en el cojín. Sesshin es una experiencia que transforma la vida, no importa qué suceda en ella.

¿Qué va a traerte todo este esfuerzo? Todo y nada.

A partir de este punto, si continúas, vas a profundizar en tus amistades con otros practicantes. Extrañamente, estas relaciones te van a parecer ambas; más cercanas y más distantes que otras relaciones en tu vida. Más cercanas, porque la sensación de practicar zen juntos los vincula profundamente, y más distantes porque quizás no compartan historias personales, opiniones y cotorreo, como quizás lo hagas con otros amigos. A medida que pase el tiempo vas a establecer una relación con uno o más maestros zen locales, y encontrarás estas relaciones cada vez más cálidas e importantes en tu vida, tanto que quizás algún día quieras tomar votos como practicante zen laico, uniéndote a la familia del linaje. 

Si continúas practicando, a medida que pasen los años quizás entres en periodos de entrenamiento monástico en alguno de los centros más grandes. Si tu vida lo permite, quizás quieras permanecer en este centro por algún tiempo -quizás por muchos años, o por el resto de tu vida, eventualmente tomando a los maestros y el linaje del centro como tu linaje principal. O quizás regreses a casa y continúes tu práctica diaria, regresando a los centros de entrenamiento más grandes periódicamente para vivir más experiencias monásticas. O, si te es imposible alejarte de tu familia y de tu vida laboral por períodos mayores a una semana, o si tú no quieres hacer esto, vas a continuar con la práctica de sesshins de una semana de duración, y eso será suficiente. 

También es posible que no quieras hacer un sesshin de una semana, y que las clases de zen, los retiros de un día, las entrevistas con el maestro de vez en cuando, y la aplicación de todo lo que estás aprendiendo en los eventos de tu vida diaria sean el tipo de práctica que realmente necesitas en tu vida, y que no sea necesario nada más.

¿Qué va a traerte todo este esfuerzo? Todo y nada. Te vas a convertir en un estudiante de zen, devoto a tu práctica constante, a la bondad y la paz, y al constante e ilimitado esfuerzo por entender el significado del tiempo, el significado de tu existencia, la razón por la que naciste y por la que vas a morir. Todavía tendrás muchos retos en tu vida, seguirás sintiendo emociones -posiblemente ahora más que nunca-, pero la emoción va a ser dulce, incluso si es pena o tristeza. Muchas cosas, buenas y malas, suceden en el transcurso de una vida, pero no te va a importar. Verás tu vida y tu muerte como un regalo, una posibilidad. Este es el punto esencial del budismo zen. 

ACERCA DE NORMAN FISCHER

Norman Fischer es el fundador de Everyday Zen Foundation. Su libro más reciente es The World Could Be Otherwise: Imagination and the Bodhisattva Path.

Norman Fischer

Zoketsu Norman Fischer is a poet, essayist, and Soto Zen Buddhist priest who has published more than thirty volumes of poetry and prose, including most recently When You Greet Me I Bow. He is the founder of Everyday Zen, a community based in the San Francisco Bay area, as well as former abbot of the San Francisco Zen Center. He and his wife, Kathie Fischer, also a Soto Zen priest, have two children and three grandchildren and live in Muir Beach, California.