El Budismo en Latinoamérica

Francesco Celle explora cómo el budismo se adapta a la cultura latinoamericana, creando una práctica que integra las enseñanzas del Dharma con las tradiciones locales.

Francesco Celle
12 November 2024

Desde sus orígenes, el budismo se ha caracterizado por adaptarse y manifestarse en varias formas de acuerdo a cada cultura y lugar donde se enraíza. Aunque el budismo se originó en la cuna de la cultura de la India, hoy en día encontramos diferentes formas y expresiones del mismo como el budismo Zen japonés, el Chan chino, la tradición Theravada del Sudeste Asiático, el budismo tántrico indo tibetano y nepalí, entre otros innumerables ejemplos. Con cada movimiento que ha dado el dharma por el mundo, no sólo ha transformado, sino que se ha dejado transformar por cada pueblo, cada cual con su propia visión, sabor e identidad.

“El arte y la cultura ocupan un papel central en la apropiación del budismo en nuestra tierra latinoamericana y en la construcción de una identidad en la cual se integre lo medular, es decir, la enseñanza misma del Buda, junto a las sensibilidades particulares de nuestras culturas.”

En los países latinos, ya contamos con la presencia de la gran mayoría de las tradiciones budistas, y cada vez hay más practicantes e incluso maestros latinoamericanos que han encontrado las enseñanzas del Buda en su propia tierra.  Una señal de esto es que, así como se transmiten y practican las enseñanzas budistas, junto a ellas también  se adoptan los aspectos culturales relativos a su origen. Con la llegada del Budismo en latinoamérica, estamos empezado a ver señales de este proceso, por ejemplo colombianos vistiendo túnicas negras Zen, chilenos tocando instrumentos tibetanos, argentinos cocinando platos chinos en sus templos, por dar algunos ejemplos. 

Por el otro lado, también podemos ver señales de como la cultura local también se incorpora a la práctica budista. El arte y la cultura ocupan un papel central en la apropiación del budismo en nuestra tierra latinoamericana y en la construcción de una identidad en la cual se integre lo medular, es decir, la enseñanza misma del Buda, junto a las sensibilidades particulares de nuestras culturas. Y para que esto se lleve a cabo, es necesario que nosotros, quienes practicamos el camino budista y habitamos este territorio, tomemos la iniciativa y emprendamos la búsqueda creativa del dharma en nuestro propio lenguaje. Este proceso ya ha comenzado, y no deja de ser positivo que se integren más y más voces en la construcción de este nuevo tejido.

En nuestra sangha budista tibetana del linaje Drikung Kagyu en Chile, junto a mi amiga Claudia Reinoso, nos hemos dedicado a crear música buscando justamente esta integración. Inspirándonos en la tradición chilena del Canto a lo poeta, hemos estado escribiendo canciones budistas con base en la forma poética de la décima espinela y usando melodías de la tradición oral para interpretarlas. Paralelamente, hemos estado musicalizando mantras y plegarias propias de nuestro linaje, incluyendo el mantra de la protectora del dharma Achi Chokyi Drolma, cuyo arreglo musical compusimos inspirándonos en la música tradicional del norte de Chile, usando instrumentos propios de esta cultura.

Recientemente, también tuve la oportunidad de presenciar un trabajo similar en el Drubchen anual de Hevajra del Centro de Retiros Milarepa en Alemania. Un Drubchen es una poderosa forma de práctica grupal intensiva que consiste en varios días en retiro, practicando meditación y rituales. Bajo la dirección de Su Santidad Drikung Chetsang Rinpoche y otros lamas, la comunidad internacional de este centro ha hecho un trabajo de creación aplicada, que ha culminado en la realización de este evento usando en su totalidad melodías, versos y arreglos musicales en inglés, utilizando formas musicales e incluso instrumentos occidentales, en lugar de los tradicionales cantos tibetanos.

Así como éstos hay muchos otros ejemplos en otros lugares y comunidades. En Latinoamérica, poco a poco, este tipo de esfuerzos fructifica la unión de la invaluable riqueza espiritual del dharma y la tremenda riqueza cultural de nuestra herencia. De esta manera, abrimos también la posibilidad de reconocernos más fácilmente en la práctica del dharma, con una coexistencia entre la tradición budista y nuestra propia experiencia personal y colectiva.

Queda mucho por hacer, experimentar y descubrir. Con o sin realización espiritual, con honestidad y una buena motivación, podemos trabajar junto a quienes sostienen nuestras tradiciones espirituales y nuestras comunidades para construir juntos creaciones que reflejen la esencia de la enseñanza y el carácter de nuestra propia identidad. No sólo eso, podemos también a través de esto explorar el potencial del proceso creativo como práctica meditativa, devocional o de autoconocimiento, tanto a nivel individual como colectivo.

Invito a todos quienes lean esto a que se embarquen en este bello viaje, y si ya lo están haciendo, a que compartan los frutos de su inspiración y trabajo. Así podremos aprender unos de otros, haciendo crecer juntos este precioso y variado telar de color y sabiduría, para beneficio de todos los seres sensibles.

Francesco Celle

Francesco Celle

Francesco Celle es originario de Viña del Mar, Chile. Profesor de música, practica budismo tibetano en el linaje Drikung Kagyu desde el año 2011. Bajo la guía del venerable Khenpo Phuntsok Tenzin Rinpoche, también ha trabajado como director, instructor e intérprete en el centro de Dharma de su ciudad de origen. Actualmente se encuentra realizando el tradicional retiro de tres años del linaje Drikung Kagyu en el Centro de Retiros Milarepa en Schneverdingen, Alemania.