En marzo de 1993, un grupo de veintidós maestros budistas occidentales representantes de distintos linajes se reunió con Su Santidad el Dalai Lama en Dharamsala, India, para hablar sobre la transmisión y adaptación del budismo a Occidente. Uno de sus temas centrales fue la conducta ética de los maestros. Los participantes reflexionaron sobre las diferencias entre ver al maestro como un buda viviente y como un amigo espiritual humano, los modelos jerárquicos y democráticos de autoridad y la formación de maestros monásticos tibetanos frente a los laicos estadounidenses.
Esta conversación surgió a raíz de varios casos sonados de abusos sexuales y conducta inadecuada por parte de maestros asiáticos y estadounidenses a lo largo de los años. En 1983, por ejemplo, el maestro Zen japonés Maezumi Roshi, fundador del Centro Zen de Los Ángeles, se disculpó por haber tenido aventuras con varias alumnas y se sometió a tratamiento por alcoholismo. En 1989, se reveló que Osel Tendzin, el heredero de dharma estadounidense de Chögyam Trungpa, había mantenido relaciones sexuales sin protección con varios de sus alumnos a pesar de saber que era VIH-positivo. Uno de ellos murió más tarde de SIDA, al igual que Tendzin.*
Como explicó el sacerdote Zen estadounidense Bodhin Kjolhede sobre el acto de 1993, «varias de nuestras presentaciones abordaron el grave problema de la conducta inadecuada de los maestros budistas. Muchos de nosotros, incluido el Dalai Lama, nos hemos alarmado cada vez más en los últimos años por el abuso de alcohol, sexo, poder y dinero por parte de roshis, senseis, lamas, rinpoches y tulkus, así como de algunos maestros de vipassana y otras tradiciones Theravada».
Al final de la conferencia, los maestros formaron la Red de Maestros Budistas Occidentales y publicaron una «carta abierta» en la que afirmaban que «Independientemente del nivel de realización espiritual que un maestro tenga o afirme haber alcanzado, ninguna persona puede estar por encima de las normas de la conducta ética.» Animaba a los alumnos a enfrentarse y, si era necesario, hacer público el comportamiento no ético de los maestros, y a reconocer las «ideas beneficiosas» que podrían obtenerse de marcos no budistas como la psicoterapia.
Aunque la carta abierta sugería que los maestros occidentales estaban a la vanguardia de la lucha contra la conducta sexual inadecuada en los budistas, los firmantes de esa carta y sus alumnos se han enfrentado, en los treinta años transcurridos desde entonces, a acusaciones de conducta sexual inadecuada y abusos. Entre 2008 y 2020, cinco mujeres acusaron al maestro budista tibetano estadounidense Lama Surya Das, uno de los organizadores de la conferencia, de conducta inadecuada en materia sexual. La comunidad Mondo Zen de Junpo Denis Kelly atravesó una crisis después de que él tuviera lo que describió como una «aventura» con una alumna casada. En 2019, se descubrió que el maestro de Insight de segunda generación, Noah Levine, quien fue formado por el coorganizador de la conferencia, Jack Kornfield, había roto los preceptos de conducta sexual adecuada y el abstenerse de hacer daño. (A Levine se le retiró poco después la autorización para enseñar).
Estos aleccionadores hechos demuestran que el abuso sexual y las infracciones éticas relacionadas han continuado a través de líneas raciales, generacionales y de linaje en el budismo transnacional durante más de cuatro décadas. ¿Cómo han respondido los budistas a estas crisis? ¿En qué sentido ha madurado la comprensión occidental de las tradiciones budistas? ¿Qué marcos externos al budismo han resultado útiles para abordar la conducta inadecuada de los maestros? ¿Qué nuevos modelos de maestros, educación ética, y prácticas comunitarias y organizativas se han desarrollado? ¿Qué retos hay por superar?
La lente distorsionadora del orientalismo y la idealización
La mayoría de los budistas conversos estadounidenses conocieron el budismo a través de la contracultura de los años sesenta y setenta, que formaba parte de un linaje cultural que el historiador J. J. Clarke denominó «orientalismo afirmativo». Defendido por los románticos occidentales, el orientalismo afirmativo presenta el Oriente «místico y trascendente» como un antídoto espiritual contra el Occidente materialmente avanzado pero carente de alma. Trabajando dentro de este marco orientalista más amplio, las figuras budistas modernistas, tanto asiáticas como occidentales, promovieron un modelo idealizado del maestro que reflejaba doctrinas descontextualizadas y arquetipos religiosos más que realidades sociales.
En el caso del budismo Zen Rinzai, por ejemplo, el maestro se presenta como un monje iconoclasta que ha trascendido las normas éticas dualistas y puede utilizar métodos poco convencionales para despertar a sus alumnos. Este concepto se basa en figuras históricas como el monje poeta Ikkyu Sojun (1394-1491), que encontró la liberación masturbándose, visitando burdeles y enamorándose perdidamente de una bella cantante ciega llamada Shin. Sin embargo, como señala la especialista en religiones japonesas Lori Meeks, en el Japón contemporáneo estos ejemplos suelen tratarse como recursos retóricos para comprender la vacuidad, y no como modelos de comportamiento para los monjes ordinarios. Es difícil imaginar que muchos feligreses del Japón actual tolerarían que un monje del templo local intentara justificar un comportamiento poco ético citando el ejemplo de una figura como la de Ikkyu.
Por lo general, los conversos estadounidenses no conocían los contextos sociales e institucionales específicos en los que estaban inmersos los maestros budistas asiáticos. Aunque estos contextos están marcados por el androcentrismo y no son inmunes a los abusos, proporcionan sistemas locales de normas éticas, moderación y responsabilidad. Desvinculados de sus sistemas normativos e idealizados por los alumnos estadounidenses, algunos maestros budistas asiáticos lucharon por mantener la integridad ética en el nuevo contexto cultural radicalmente distinto en el que se encontraban. Otros maestros abusivos supieron aprovecharse de la ingenuidad de sus alumnos y de la falta de supervisión institucional. Múltiples relatos sobre el fundador de Rigpa, Sogyal Lakar (alias Sogyal Rinpoche), por ejemplo, muestran que manipuló intencionadamente la doctrina budista Vajrayana y las idealizaciones de los alumnos occidentales para abusar repetidamente sin consecuencias.
Respuestas a los abusos sexuales: De la formación de los maestros a la formación de los consejos de administración
La primera oleada de conductas inadecuadas de carácter sexual y otros abusos de poder por parte de maestros budistas en la década de los ochenta traspasó las idealizaciones de algunos budistas estadounidenses y les obligó a encontrarse con la realidad y no con el modelo ideal del maestro budista. Una de las primeras respuestas provino de Jack Kornfield, cofundador de la Insight Meditation Society (IMS) y del Spirit Rock Meditation Center. La comunidad del IMS entró en crisis tras un incidente en el que se vio implicado el maestro indio de origen birmano, Anagarika Munindra, que acudió al IMS para impartir un retiro de tres meses en 1984. Aunque mantenía los votos anagarika, que incluyen el celibato, Munindra se involucró sexualmente con una joven en el retiro. Esto resultó problemático no sólo para la integridad de los propios votos de Munindra, sino también para los participantes del retiro, de quienes se esperaba que tomaran y mantuvieran votos temporales de celibato en el centro de retiro durante la duración del mismo. Kornfield insistió en que se informara al consejo de administración del IMS de lo que consideraba una grave infracción ética, agravada por el hecho de que la joven en cuestión tenía antecedentes de abuso sexual.
En 1985, Kornfield publicó un artículo titulado «Sex Lives of the Gurus» (Vidas sexuales de los gurús) en el Yoga Journal. Encuestó a cincuenta y cuatro maestros espirituales (budistas, hinduistas, jainistas), de los cuales cuarenta y ocho eran hombres y seis, mujeres, y descubrió que treinta y cuatro habían tenido encuentros sexuales con uno o más de sus alumnos. Aunque describe algunas de estas relaciones como «conscientes, amorosas y libremente elegidas», Kornfield reconoce que «algunas han implicado la explotación de la relación maestro-alumno». Y continúa: «No obstante, de los estudiantes con los que he hablado, la mayoría mujeres, aproximadamente la mitad afirman que esas relaciones sexuales han socavado su práctica, su relación con el maestro y su autoestima.»
Al darse cuenta de que se necesitaba algo más que los cinco preceptos budistas tradicionales para guiar a los maestros, Kornfield redactó un Código Ético del Maestro para el IMS, mismo que también fue adoptado por Spirit Rock. El Código incluía una interpretación extendida del tercer precepto contra la conducta sexual inadecuada que condenaba a los maestros que utilizaban «su función de enseñanza para aprovecharse de su autoridad y posición con el fin de asumir una relación sexual con un alumno.» También proponía que una relación genuina y comprometida podía ser posible entre un maestro y un antiguo alumno, pero cualquier relación de este tipo requería un periodo neutral de tres meses, durante el cual las personas implicadas disolverían su relación maestro-alumno y se abstendrían de entablar una relación. El IMS y Spirit Rock también desarrollaron un modelo de varios maestros como forma de mitigar el poder de una única autoridad de la enseñanza.
Kornfield se había formado como psicólogo clínico y se basó en las nuevas interpretaciones psicoterapéuticas, feministas y jurídicas de las relaciones de poder entre terapeutas y clientes. Este marco reconoce que el consentimiento no es posible en las relaciones en las que existe una diferencia de poder y que las relaciones sexuales a menudo resultan perjudiciales para el cliente.
Un libro de referencia fue Sex in the Forbidden Zone: When Men in Power-Therapists, Doctors, Clergy, Teachers, and Others-Betray Women’s Trust (Sexo en la zona prohibida: cuando los hombres con poder -terapeutas, médicos, clérigos, maestros y otros- traicionan la confianza de las mujeres), del psiquiatra Peter Rutter, publicado en 1989. Rutter trabajó con el San Francisco Zen Center (SFZC) después de que el abad Richard Baker se viera obligado a dimitir por sus aventuras sexuales con alumnas y sus irregularidades financieras en 1983. En Shoes Outside the Door: Desire, Devotion, and Excess at San Francisco Zen Center (Zapatos al otro lado de la puerta: Deseo, devoción y exceso en el San Francisco Zen Center), Michael Downing analiza cómo el SFZC adoptó modelos psicoterapéuticos y feministas durante un largo periodo de reflexión ética y remodelación institucional a raíz de la conducta inadecuada de Baker y la complicidad de la comunidad en sus abusos. En su ensayo de 1990, «Encountering the Shadow in Buddhist America» (Encuentro con la sombra en la América budista), la practicante budista y periodista Katy Butler ofrece una interpretación psicológica de por qué los alumnos adultos no exigen responsabilidades a sus maestros abusivos, sugiriendo que muchos de estos alumnos proceden de familias marcadas por el alcoholismo y el incesto en las que la negación, el secretismo y la permisividad son algo común y que repiten estas dinámicas psicológicas inconscientes en sus comunidades espirituales.
Después de que el maestro Zen Rinzai Eido Shimano saliera a la luz por perpetrar acoso y abusos sexuales durante décadas, noventa maestros zen estadounidenses publicaron una carta abierta en la que se comprometían a acabar con la «cultura del silencio» y la «idealización del maestro» que habían permitido los abusos. Describieron los abusos principalmente en lenguaje terapéutico: eran cometidos por narcisistas, propiciados por las idealizaciones de los alumnos y ocurrían en sanghas budistas que parecían familias disfuncionales. La carta abierta fue parcialmente redactada por Myoan Grace Schireson, sacerdotisa budista Soto Zen y antigua psicóloga clínica, quien sugiere que una de las tareas más urgentes a las que se enfrenta la comunidad Zen occidental es desarrollar programas de formación que eduquen a los sacerdotes Zen, maestros laicos y practicantes en dinámicas psicológicas y necesidades de desarrollo. Desarrolló uno de estos programas, la Formación Continua para Sacerdotes Shogaku (SPOT, por sus siglas en inglés), que se impartió de 2006 a 2014 y ahora forma parte del programa de la maestría en divinidades que ofrece el Instituto Shogaku.
La premisa subyacente del programa SPOT es que el logro meditativo Zen no se traduce automáticamente en madurez emocional y relacional, y su objetivo es educar a los participantes en « temas de poder, transferencia, proyección, idealización y conflicto.» Como explica Schireson:
Imaginemos un psicoterapeuta sin formación en transferencia, contratransferencia o proyección. Éste es el caso de muchos maestros budistas. Un maestro budista que ayuda a un alumno con emociones problemáticas puede equivocadamente experimentar la gratitud, el afecto o la transferencia amorosa del alumno como una expresión de amor personal y no como el resultado esperado en una relación de ayuda íntima. Esto es especialmente cierto cuando maestro y alumno se reúnen en entrevistas individuales. La contratransferencia de un maestro budista puede llevar a violaciones de los límites sexuales.
Al igual que ocurre con los terapeutas y los clientes, la conducta inadecuada del clero reconoce que las relaciones con consentimiento no son posibles entre clérigos y feligreses y que la conducta inadecuada del clero es un abuso de poder y una violación de la confianza. La Rev. Marie Fortune ha estado a la vanguardia de la lucha contra la conducta inadecuada del clero, habiendo creado el FaithTrust Institute, una organización que ha desarrollado la formación «Healthy Boundaries» (Límites sanos) para clérigos y líderes espirituales de todas las tradiciones religiosas. (Recientemente ha publicado el exhaustivo manual Responding to Spiritual Teacher Misconduct: A Handbook, -Manual para responder a la conducta inadecuada de los maestros espirituales- como recurso gratuito). El trabajo de Fortune está incluido en Safe Harbor: Guidelines, Process, Resources for Ethics and Right Conduct in Buddhist Communities (Directrices, procesos y recursos para la ética y la conducta correcta en las comunidades budistas), publicado por la Buddhist Peace Fellowship en la década de los noventa. En colaboración con el Instituto FaithTrust, la sacerdotisa Zen Jan Chozen Bays desarrolló una formación budista sobre límites saludables. En la actualidad se imparte de forma independiente y es un curso en línea sumamente interactivo que «proporciona a los líderes budistas las herramientas y los conocimientos necesarios para comprender la importancia de unos límites sanos en las comunidades espirituales y discernir críticamente las complejidades de los límites, el poder y la vulnerabilidad en las relaciones espirituales maestro-alumno.»
Otra área importante de respuesta se ha centrado en la responsabilidad organizativa. Uno de los problemas es que los maestros han tenido a menudo una autoridad absoluta sin suficiente apoyo de sus iguales ni supervisión de la comunidad para mitigar su poder. Otra son los límites organizativos imprecisos, en los que los estudiantes más antiguos son también miembros del consejo de administración y las comunidades carecen de directrices éticas y políticas de reclamación claras. Los archivos de la Sociedad de Estudios Zen, por ejemplo, muestran que el Consejo de Administración hizo caso omiso de las múltiples y reiteradas denuncias de acoso sexual y conducta inadecuada por parte de Eido Shimano durante un periodo de treinta años.
En reconocimiento de estos problemas, muchas comunidades han desarrollado estructuras de administración más transparentes y democráticas, directrices éticas y políticas de reclamación, y modelos de responsabilidad de los maestros. Un ejemplo es el Minnesota Zen Meditation Center, cuyo fundador, Dainin Katagiri, mantuvo relaciones sexuales y realizó acercamientos no deseados a alumnas. En su sitio web, el Centro reconoce esta historia y afirma que, en respuesta, «instituimos un claro código ético que establece que cualquier relación sexual entre un maestro y su alumno es inapropiada e inaceptable. Desarrollamos programas de formación de maestros y una estructura de liderazgo diseñada para favorecer un entorno seguro y transparente.»
Bajo la dirección de la antigua abad Wendy Egyoku Nakao Roshi, el Centro Zen de Los Ángeles emprendió una profunda reforma cultural que incluyó décadas de trabajo comunitario y sanación. Este proceso está documentado en el «Sangha Sutra», un folleto de cincuenta y una páginas que documenta la historia de abusos en el ZCLA e incorpora reflexiones psicoterapéuticas y entrenamientos de límites con la ética budista. Con el formato de un texto de sutra budista, el «Sangha Sutra» enmarca la labor de sanación de la conducta inadecuada de los maestros y los abusos de poder como parte integrante del despertar budista.
Las organizaciones profesionales también han reescrito sus políticas éticas y de quejas. Bajo la dirección de Tenku Ruff, la Soto Zen Buddhist Association (SZBA) emprendió un largo proceso que incluyó encuestas a los miembros, reuniones de los miembros al estilo de los ayuntamientos, comentarios de la comunidad y una serie de presentaciones sobre ética, cuyo resultado fue la adopción de un nuevo proceso de quejas y código ético de la SZBA. Este último afirma que «los sacerdotes Soto Zen no deben incurrir en conductas sexuales inapropiadas. La conducta sexual inadecuada incluye el abuso sexual, la explotación sexual, el acoso sexual, las insinuaciones sexuales o cualquier pauta de comportamiento que pueda percibirse como conducta sexual inadecuada.» También estipula que los miembros deben evitar las relaciones sexuales con quienes puedan tener una relación maestro-alumno, aunque sea consensual. Los miembros de la SZBA que infrinjan el Código Ético de la asociación podrán ser objeto de sanciones, incluida la suspensión de su afiliación. Estas políticas sirven como modelos útiles, eficaces y actualizados para prevenir y responder a las conductas sexuales inadecuadas en las organizaciones budistas.
De hecho, el antiguo maestro del Greater Boston Zen Center (GBZC), Josh Bartok, fue suspendido de la SZBA tras descubrirse que había incumplido con su antigua política ética. A raíz de su conducta sexual inadecuada, el GBZC se fracturó y continúa en crisis. Sin embargo, algunos miembros desarrollaron un recurso en línea centrado en los sobrevivientes «basado en una comprensión respaldada por la investigación de la dinámica de poder del clero» y que incluye una declaración en primera persona del sobreviviente. En lugar de dar prioridad a la experiencia del maestro o de la comunidad en general, un enfoque centrado en los sobrevivientes prioriza sus necesidades como la parte perjudicada y más vulnerable. Este recurso ha sido adoptado por el único grupo budista existente de apoyo a sobrevivientes, Heartwood’s Connecting Survivors of Guru and Teacher Abuse.
Comprender la dinámica de poder del clero no es sólo una cuestión ética, sino también jurídica. Para el 2022, trece estados y el Distrito de Columbia habían promulgado leyes que tipifican como delito la conducta sexual inapropiada de clérigos con feligreses adultos. Carol Merchasin es una antigua abogada especializada en acoso laboral que ha realizado trabajos jurídicos pro bono para varios sobrevivientes budistas y ha participado en iniciativas comunitarias de reforma de base. Esto incluye formar parte del comité asesor de Heartwood’s Connecting Survivors of Guru and Teacher Abuse y colaborar con defensores de los sobrevivientes budistas para generar cambios culturales en las comunidades budistas. Merchasin ha ofrecido una serie de talleres para formar a las organizaciones, en particular a los miembros de los consejos de administración, sobre los procedimientos que deben aplicar y seguir para cumplir sus responsabilidades legales. En algunos de estos talleres, Merchasin se esfuerza por conectar esta responsabilidad jurídica con redacciones budistas como los preceptos del bodhisattva. En su obra más reciente, sin embargo, se muestra menos preocupada por apelar a los compromisos budistas y más centrada en señalar las responsabilidades legales. Como observa con cautela, sólo la amenaza del derecho penal o civil ha incitado a organizaciones budistas reacias a suspender a maestros abusivos.
Merchasin trabajó con la sobreviviente Andrea Winn, cuyos innovadores informes del Buddhist Project Sunshine (BPS) revelaron abusos sexuales intergeneracionales en la comunidad budista Shambhala. Su fundador, Chögyam Trungpa, que murió a los cuarenta y ocho años por complicaciones relacionadas con el alcohol, se acostaba abiertamente con alumnas, algunas de las cuales han denunciado haber sido objeto de violencia física y emocional por su parte. En 2018, el hijo y sucesor de Trungpa, Sakyong Mipham, se vio obligado a renunciar a su posición de liderazgo después de que el segundo informe del BPS detallara su abuso sexual y conducta inadecuada contra las alumnas. El Buddhist Project Sunshine señaló la necesidad y el impacto de los enfoques de la violencia sexual centrados en los sobrevivientes en las comunidades budistas.
Retos actuales
Si bien es importante identificar cómo la romantización orientalista del budismo por parte de los alumnos ha desempeñado un papel en los casos de abuso, también es importante reconocer el solapamiento entre las posturas doctrinales de algunos maestros budistas asiáticos y las idealizaciones de los alumnos. Por ejemplo, después de que alumnos de último curso denunciaran abusos extremos por parte de Sogyal Rinpoche, el Dalai Lama dio una charla en la que dijo que Sogyal se había «deshonrado», denunció la falta de ética y aconsejó a los alumnos que no aceptaran indiscriminadamente lo que dijera su maestro. Sin embargo, otros destacados lamas tibetanos, como Khenpo Namdrol, elogiaron a Sogyal y acusaron a los sobrevivientes no sólo de romper el samaya (votos de compromiso con el maestro), sino también de destruir el dharma. Otro factor que complica la situación es que la ética sexual budista articulada en la tradición temprana se ocupa principalmente de la pureza monástica y de los derechos masculinos, y no se centra en los sobrevivientes.
Los significativamente diferentes contextos sociales, culturales, institucionales y jurídicos del budismo en Norteamérica y Europa han hecho necesaria la adopción de la ética sexual y los modelos maestro-alumno tradicionales del budismo asiático. Sin embargo, iniciativas como Healthy Boundaries y el Shogaku Zen Institute han encontrado resistencia y rechazo. La incorporación al budismo de ideas psicoterapéuticas y conceptos de justicia social sobre el poder ha sido cuestionada por quienes la consideran una intrusión reductora de discursos no budistas en la tradición. De hecho, en una reflexión sobre Sogyal Rinpoche, Dzongsar Khyentse Rinpoche llegó a decir que las revisiones liberales modernas «tenían el potencial de destruir el budismo con mucha más seguridad que cualquiera de sus escándalos internos».
Otro reto es la voluntad de los maestros como individuos de acordar mutuamente y adherirse a un conjunto de prácticas y procedimientos éticos reguladores adoptados por sus comunidades, asociaciones o redes más informales. Pensemos, por ejemplo, en la amplia comunidad Zen estadounidense. Ha habido dificultades para establecer políticas y procedimientos éticos comunes. Esto se debe a múltiples razones: la sensación de que la transmisión del dharma sitúa a los maestros por encima de la ética convencional; los desacuerdos en torno a lo que debe incluirse en las normas éticas; la insistencia en que los preceptos tradicionales son suficientes; las quejas de extralimitación de la organización; la dinámica interpersonal entre los maestros; y la cultura del individualismo estadounidense.
En otros casos, algunos maestros han contribuido a establecer una ética organizativa, pero se han negado a seguir esas normas ellos mismos. Un ejemplo de ello es Noah Levine, fundador de la Stream Buddhist Meditation Society (ATS). Las respectivas investigaciones de la ATS y del Spirit Rock Meditation Center, donde Levine se formó como maestro, concluyeron que había incumplido los preceptos de no hacer daño y de no tener una conducta sexual inapropiada. Su autoridad como maestro fue revocada. Levine, sin embargo, se negó a reconocer la legitimidad de ambas investigaciones y continuó impartiendo enseñanzas.
Centrarse en los sobrevivientes
Como demuestran las múltiples reacciones y la resistencia contra ellas, no hay una respuesta sencilla a la cuestión de la conducta inadecuada y los abusos por parte de los maestros. En nuestra investigación, sin embargo, hemos descubierto que lo fundamental para todas las iniciativas eficaces es la claridad, la preocupación y el centrarse en la devastación que causa a los sobrevivientes.
En 2018, el Dalai Lama tuvo otra reunión sobre la conducta ética incorrecta en el budismo transnacional; esta vez, con cuatro sobrevivientes de abuso sexual después de que Sogyal Lakar finalmente rindiera cuentas por la extrema violencia sexual, física y psicológica que ejerció durante décadas. Escuchar y rendir cuentas a los sobrevivientes debe ser un elemento central de la respuesta al abuso por parte de los maestros.
Como dijo una vez el sacerdote zen Lew Richmond, reflexionando sobre la crisis del SFZC de la época de Baker: «Si te sientas con las mujeres, o con los hombres, te das cuenta de que se causó un grave daño a estas personas… Y a partir de ahí hay que trabajar hacia atrás. Solo hay un precepto. No hagas daño».
*La versión impresa de este artículo afirma erróneamente que la novia del alumno en cuestión también había fallecido, igualmente a causa del sida. Buddhadharma se disculpa por la equivocación.
ANN GLEIG
Ann Gleig es profesora asociada de religión y estudios culturales en la Universidad de Florida Central. Es autora de American Dharma: Buddhism Beyond Modernity y editora, junto con Scott Mitchell, del Oxford Handbook of American Buddhism. Colabora con Amy Langenberg en Abuse, Sex, and the Sangha (Abuso, sexo y la sangha), un estudio en forma de libro sobre los abusos sexuales en el budismo converso estadounidense, que publicará Yale University Press.
AMY PARIS LANGENBERG
La Dra. Amy Paris Langenberg es profesora de estudios religiosos en el Eckerd College. Estudia el género y la sexualidad en el budismo indio, el monacato budista femenino y los feminismos budistas contemporáneos. Es autora de Birth in Buddhism: The Suffering Fetus and Female Freedom (Routledge).
ESTEFANIA DUQUE (TRADUCTORA)
Estefania es licenciada en Lenguas Modernas e Interculturalidad por la Universidad De La Salle Bajío. Creció en la calidez de la comunidad budista de Casa Tibet México y actualmente cursa un Programa de Formación de Traductores de Tibetano en Dharma Sagar, con la aspiración de traducir el Dharma directamente del tibetano al español.