Imagen via Walt Disney Studios
Como madre de familia y budista, muchas veces me encuentro buscando modos de enseñarle a mi hijo acerca del budismo. Pensarás que hoy en día, donde todo está anunciado como mindful esto, mindful aquello, sería capaz de encontrar una cantidad de recursos budistas para niños. Sin embargo, materiales budistas apropiados para la edad de niños pequeños son, de hecho, difíciles de encontrar.
He llegado a la conclusión de que puedo usar cualquier cosa que le interese a mi pequeño para enseñarle acerca de los valores budistas. Así que aquí estoy, en mi quinta vez de ver la pelicula Encanto de Disney. Sus canciones está repitiéndose una y otra vez en todos mis dispositivos, y la mayoría de las canciones ya las tengo memorizadas tanto en inglés como en español. Mi esposo y yo nos encontramos a cada rato cantando inconscientemente “¡No hablamos de Bruno, no no!”
En el fondo, ‘Encanto’ es una historia acerca de la naturaleza humana y la naturaleza del sufrimiento. ‘
Como una colombiana nacida y criada en Colombia, cuando veo la película, mi corazón suspira por esos paisajes colombianos que alguna vez caminé, las comidas tradicionales que he comido tantas veces, los vestidos tradicionales que usaba en los recitales de la escuela, las abundantes referencias a los trajes y expresiones colombianas a lo largo de la película, los cuales son parte de mi repertorio personal. Pero ahora, en la quinta vez que la veo, mi parte budista me sigue preguntando, ¿puedo usar Encanto para enseñarle a mi hijo algo acerca del budismo?
Reimaginando Encanto desde una perspectiva budista, podríamos decir que, en el fondo, Encanto es una historia acerca de la naturaleza humana y de la naturaleza del sufrimiento. Y, en serio, ¿qué podría ser una trama más budista que esa? Sin decir demasiado, Encanto cuenta la historia de una familia desplazada por la violencia; una madre que tras perder a su esposo, gracias al poder del amor y el sacrificio le es dado un milagro en el momento más oscuro de su vida, cuando ya no le quedaba nada más que hacer. Este milagro se auto-manifiesta, representado por una vela que siempre está prendida, una flama que nunca se apaga. La Abuela Madrigal describe este milagro como un refugio. Este milagro, así como el trauma del cual está naciendo, va pasando de generación en generación, manifestándose como un don diferente en cada miembro de la familia. El milagro y el don que cada miembro de la familia encarna es ambos; una fuente de felicidad y también de sufrimiento. Es tanto un don como una carga, y viene con la presión de sostener los valores de la familia que representa y con la responsabilidad de mantener vivo el milagro de la familia.
Rápidamente aprendemos que aunque cada miembro de la familia tiene un don excepcional, el sufrimiento está en el centro de cada una de sus experiencias. No importa cuán hermosa y perfecta seas, como Isabela, o cuán poderosa y fuerte, como Luisa, o cuánto conocimiento tengas, como Dolores, o si puedes saber el futuro, como Bruno; cuando nuestras vidas están dominadas por la esperanza y el miedo, y, por ende, dirigidas por nuestros apegos, estamos destinados a sufrir. De esta manera, la familia Madrigal ha sido definida por sus dones, su apego a ellos, sus esperanzas de lo que pueden lograr a través de ellos, y su miedo a perderlos. Su apego continúa llevándolos a tomar decisiones que no sólo crean sufrimiento personal, sino que perpetúan el sufrimiento de la familia como un todo, eventualmente poniendo en peligro el mismo milagro.
Maribel, el personaje principal, es el único miembro de la familia que no ha recibido un don. Sin embargo, es a través de su preocupación genuina por el bienestar de su familia y su comunidad, su compasión encarnada, que ella es capaz de devolver la magia que parecía perdida. Es sólo a través de la compasión por cada uno de los demás y por ellos mismos, así como a través de la realización de su interdependencia, que el ciclo del trauma generacional es roto, la luz del milagro puede renacer y la familia puede regresar a su fuente de refugio. Finalmente, la imagen de mariposas amarillas está entretejida a lo largo de la película, no sólo referenciando al novelista colombiano Gabriel García Márquez y su Cien Años de Soledad, sino también señalando las diferentes transformaciones que atraviesa la familia y cada personaje. Por ende, las mariposas amarillas simbolizan la impermanencia y el cambio, así como el dejar ir los apegos.
Así que, mientras esperamos por más materiales budistas para niños, aquí tienes algo, mi re-imaginación budista de Encanto. Te aliento a que le des una oportunidad, quizás a que veas aquél show con el que tu hijo está obsesionado, o que leas ese libro que tu pequeño quiere oir por millonésima ocasión, pero esta vez ponte tus gafas budistas y ve si puedes encontrar una manera de enseñar a tu hijo algo acerca del pensamiento budista a través de lo que ellos ya disfrutan… Porque si todos tenemos naturaleza búdica, ¿por qué no la puede tener también una peli de Disney?
ACERCA DE MARIANA RESTREPO
Mariana Restrepo es una editora asociada de Lion’s Roar. Ella es Colombiana con una trayectoria en el linaje Nyingma-Kagyu del budismo tibetano. Tiene una maestría en estudios religiosos y actualmente vive en los montes Apalaches con su esposo y su hijo.
ACERCA DE RATNA DAKINI (Traductora)
ratna dakini es una yoguini budista tibetana, poeta y traductora originaria de México. Ha publicado dos libros de poesía de dharma, el último titulado Sunbird (2020). Ha traducido para la Comunidad de Meditación de Tergar por Aprox. 6 años, y continúa traduciendo para Tergar, así como para la página en español de Lion’s Roar. Actualmente vive en San Miguel de Allende, donde enseña Yoga, practica danza y prepara un tercer libro de poesía.