Pregunta: Como practicante con antigüedad en una tradición budista concreta, sé de muchas luchas políticas internas, corrupción y abusos que muchos alumnos desconocen. Esto ha sacudido mi creencia no sólo en las instituciones del budismo, sino en el propio dharma. ¿Cómo puedo mantener mi fe en las enseñanzas budistas cuando sé lo que realmente ocurre tras bambalinas?
Willa Blythe Baker: En primer lugar, sí, hay sombras, y cuanto más tiempo practicas en la tradición budista, de más te enteras. Las luchas internas, la corrupción y los abusos de los que has tenido noticia a lo largo de los años no son nuevos: no son cosa de esta década, ni de este siglo. Las instituciones budistas, como las de todas las religiones, son vulnerables a los malos comportamientos.
La sombra puede resultar dolorosa y violenta. Pero ver la sombra es, irónicamente, algo hermoso: es prometedora, si consigues verla con perspectiva. Ser testigos de la sombra de nuestra comunidad abre las puertas hacia la verdad y la reforma. Sólo cuando estos problemas se conozcan plenamente y se vean en toda su especificidad y complejidad podrán nuestras comunidades encontrar formas compasivas, transparentes y justas de abordar los problemas arraigados.
Quizá descubras que dharma y budismo no son sinónimos.
Es importante no evadir lo que vemos y sabemos. Si alguien viene a nosotros y nos dice: «Las cosas no van bien», debemos escucharle con atención. Debemos ser curiosos e invitar a la conversación. Las conversaciones que cuestionan el status quo deberían ser una actividad aceptable en las sanghas. Las conversaciones son la forma en que nacen la mayoría de los movimientos sociales.
El reciente movimiento #MeToo en el budismo, por ejemplo, comenzó con muchas conversaciones pequeñas y finalmente normalizó el discurso sobre la conducta sexual inadecuada en muchas sanghas, convirtiendo un tema que antes era tabú en uno apto para un debate abierto. Historias antes silenciadas se hicieron oír. Esto ha llevado a las sanghas a adoptar procedimientos de reclamación y comités de ética que antes no se tenían.
Este tipo de atención a la sombra puede poner a prueba tu fe en el dharma al principio. Sentirse conmocionado es comprensible y natural. Las respuestas de quienes rozan la conducta inadecuada pueden ir de la decepción a la devastación. Yo también estuve ahí alguna vez, al igual que tú. Posiblemente deberás separarte de la sangha. O puede que tengas que renunciar por completo a la práctica formal del «dharma». Si eso llegara a suceder, no significa que has fallado: puede que estés en camino de encontrar un nuevo dharma.
He puesto «dharma» entre comillas más arriba, porque quizá estas experiencias nos piden que descubramos que el dharma no son rituales ni recitaciones. Quizá descubramos lo que significa realmente el dharma. Una de sus definiciones es «verdad». Asomarse a la verdad oscura puede convertirse en un camino profundo, en una invitación a aprender a bailar en el cementerio. En el cementerio, hay que enfrentarse a la sombra. Podríamos aprender a bailar un tango con el miedo y la ira que llevamos dentro, para invitarles a que nos muestren sus dharmas. Podríamos descubrir que se asocian bien con la compasión y que, con el tiempo, la sombra puede convertirse en nuestra aliada.
Quizá descubras que «dharma» y «budismo» no son sinónimos. Los «ismos» te atan al dogma. Quizá la sombra te ayude a cuestionarlo todo, y eso te lleve a un dharma de indagación, curiosidad y desconocimiento. En el proceso, puede que te atraiga una fe más profunda, una fe sabia, una fe en tu propia experiencia.
Josh Korda: Esta es una pregunta importante, y con la que sin duda puedo empatizar por experiencia personal. Yo crecí con un padre budista y en los últimos cuarenta años he sido testigo de una serie de dramas internos en diversos linajes y tradiciones budistas.
Los maestros y los practicantes no son el dharma en sí. Los maestros somos meros mensajeros, que hacemos todo lo posible por transmitir un recurso de sabiduría que se originó hace unos dos mil quinientos años. Uno de los objetivos de este trabajo es traducir el dharma en ideas y prácticas tangibles que los occidentales puedan emplear para enriquecer sus vidas o disminuir su sufrimiento; otro es encarnar las prácticas con el mayor rigor que podamos evocar.
Para mantener la fe basta con preguntar a nuestros compañeros cómo ha mejorado el dharma sus vidas.
Desafortunadamente, la atención y el respeto que se brinda a los maestros significa que, en ocasiones, el trabajo atraerá a algunos individuos con trastornos narcisistas cuya motivación radica en conseguir poder e influencia en lugar de ayudar a los demás. Esto no es un defecto de las enseñanzas; ninguna tradición espiritual o humana puede ser inmune a la manipulación. Sólo esperamos que nuestras instituciones espirituales sean lo suficientemente honestas como para intervenir en tales acontecimientos.
En cuanto a los practicantes que se ofrecen como voluntarios o desempeñan funciones en instituciones budistas mientras intentan mejorar sus vidas, no son en absoluto representantes del dharma; el cerebro humano es un campo de batalla constante entre los impulsos «ascendentes», ancestrales, que dan prioridad a la supervivencia, inculcados por la evolución, frente a los impulsos espirituales superiores, «descendentes», de inofensividad y altruismo. A veces, los impulsos más antiguos serán más fuertes y la mentalidad mezquina de «nosotros contra ellos» de nuestro pasado evolutivo tomará el control. Cuando esto sucede, no es culpa del dharma.
Así que, volviendo al núcleo de tu pregunta, para mantener la fe sólo tenemos que preguntar a nuestros compañeros practicantes cómo ha mejorado el dharma sus vidas, ofreciéndoles algún refugio contra el sufrimiento; cómo ha proporcionado una comunidad que, aunque no es perfecta, es, en general, mucho más segura y sanadora que la que se encuentra en cualquier otra parte del mundo.
Nuestra fe, o saddha, no debe ser ciega a los defectos de nuestras comunidades. Denunciar las luchas internas forma parte de la fe espiritual en acción. Nótese cuántos suttas del Canon Pali nos hablan del Buda corrigiendo a sus seguidores conflictivos. Incluso el primo del Buda, Devadatta, intentó constantemente socavar al Buda y tomar el control de la sangha. Las luchas internas no son el resultado del dharma, sino de la propia naturaleza humana.
Si nuestra fe se distrae con estos defectos al punto en que perdemos de vista el panorama general, reflexionemos sobre todo el bien que el dharma y sus comunidades han aportado a quienes necesitan apoyo y sanación. Si algo nos ha enseñado la pandemia y sus necesarios protocolos de distanciamiento social es lo mucho que necesitamos de la comunidad espiritual para prosperar. Al fin y al cabo, somos animales de manada que se mueven por el mundo en busca de conexión.
Tenku Ruff: Hakuin, el monje Zen, enseñó tres elementos importantes de la práctica: gran fe, gran duda y gran determinación. Cuando empezamos nuestra práctica budista, a menudo nos guía una gran fe, que hace que todo parezca brillante y resplandeciente; a medida que vamos conociendo a los seres humanos con los que practicamos, ese brillo empieza a desaparecer. La gente puede encontrar esto desconcertante, especialmente cuando parte del brillo procede de una brillantina que nosotros mismos hemos aplicado.
La gran duda puede ser dolorosa y obligarnos a abandonar nuestro sueño de un maestro perfecto, una sangha perfecta y una práctica perfecta. Y la gran duda puede ser saludable, ya que nos permite desprendernos del brillo extra y ver las cosas tal y como son: no una versión artificialmente coloreada del dharma, sino una que resplandece por sí misma.
Sea cual sea la acción que emprendas, asegúrate de que la compasión esté en el centro.
El dharma no pertenece a ningún maestro, comunidad o practicante budista. Quiero hacer mucho hincapié en esto, porque atravesar este lugar de duda requerirá una gran determinación. Necesitarás cada ápice de la práctica que has cultivado hasta ahora para continuar y comprender de verdad que nadie puede arrebatarte el dharma.
¿Qué sistemas de rendición de cuentas existen en tu comunidad para hacer frente a la corrupción y los abusos? ¿Los líderes de la comunidad los siguen? Te recomiendo pedir consejo a una persona neutra, externa y con formación ética. Puede ayudarte a discernir dónde se sitúan los comportamientos que observas entre el uso indebido y el abuso del poder, así como también cuáles son tus propias responsabilidades para con la comunidad.
Como alguien que lleva en la comunidad el tiempo suficiente para conocer las historias internas, tienes el deber especial de comportarte con integridad. Por favor, pon especial cuidado en dar un ejemplo positivo siguiendo las enseñanzas del Buda sobre el habla correcta y evitando chismes o habladurías, que pueden causar más daño a personas que ya han sufrido profundamente. Si lo que estás presenciando es realmente un abuso, posiblemente tengas que denunciarlo más allá de la comunidad local, a los líderes de la organización o incluso a las autoridades. Una persona neutra con formación ética puede ayudarte a averiguarlo.
Sea cual sea la acción que tomes, asegúrate de que la compasión esté en el centro, incluida la compasión hacia ti mismo. Si no tienes la capacidad para actuar, transmite tus preocupaciones a alguien que sí la tenga. Si llegas a un punto en el que abandonar la comunidad es la opción más sensata, sabrás que la compasión y la integridad te han llevado hasta ahí. Y si eres capaz de encontrar un camino a través de este período difícil mientras permaneces en la comunidad, entonces tu relación con tu práctica y tu comunidad se profundizará y se asentará. Con la compasión al centro, dejando ir el apego a un resultado en particular, por favor permite que el dharma que viene de lo profundo de ti te sirva como guía.
Willa Blythe Baker es la fundadora y directora espiritual de Natural Dharma Fellowship en Boston, así como de su centro de retiros, Wonderwell Mountain Refuge, en Springfield, New Hampshire. Es maestra autorizada de la tradición budista tibetana, ha realizado dos retiros de tres años y es autora de The Arts of Contemplative Care, Everyday Dharma y Essence of Ambrosia. Su próximo libro explora la sabiduría natural del cuerpo.
Osho Tenku Ruff es un sacerdote Soto Zen que se formó en Japón. Es capellana profesional, vive en Nueva York y cuenta con una maestría en Divinidades por el Maitripa College.
Josh Korda es maestro de Dharma Punx en Nueva York desde 2005. También ha impartido clases en el New York Zen Center for Contemplative Care y en el New York Insight Meditation Center.
ESTEFANIA DUQUE (TRADUCTORA)
Estefania es licenciada en Lenguas Modernas e Interculturalidad por la Universidad De La Salle Bajío. Creció en la calidez de la comunidad budista de Casa Tibet México y actualmente cursa un Programa de Formación de Traductores de Tibetano en Dharma Sagar, con la aspiración de traducir el Dharma directamente del tibetano al español.